La rama armada del Partido Comunista de Chile, y un núcleo cerrado de personas como Gladys Marín, Guillermo Teillier y Luis Corvalán, debido a la represión en contra de personas que atentaran contra la seguridad de la Dictadura, decidió a fines de 1984 planear un atentado para asesinar a Pinochet, el cual fue patrocinado por el Presidente cubano Fidel Castro con la planificación estratégica, además de armamento. La acción fue denominada Operación Siglo XX, y estaría a cargo de José Joaquín Valenzuela Levi (llamado Comandante Ernesto), miembro de la Dirección Nacional del FPMR. A pesar que se venía pensando desde 1980, el atentado solo se decidió 4 años después.
Los dirigentes comunistas, férreos opositores de Pinochet y quienes solo unos pocos sabían de esta operación, declaraban que «el año 1986 sería el decisivo en la lucha contra la dictadura». Además entre otras causales que determinaban tal decisión, era que la dictadura militar no hablaría con el Partido Comunista, y solo lo hizo con el bloque Alianza Democrática que agrupaba a los partidos burgueses que disputaban el poder con Pinochet. Así se formó un grupo operativo de hombres, que liderarían Valenzuela Levi y Cecilia Magni, los que fueron entrenados en Cuba para tal propósito. De hecho se dice que hoy existiría un completo registro del atentado, incluyendo la etapa de planificación que se realizó en la isla en La Habana.
Un mes antes del atentado, la policía chilena encontró una bodega con arsenales de guerra en Carrizal Bajo, un sector costero de la III Región de Atacama, que sirvió durante años de pueblo paso para la internación de armas de grueso calibre por parte de Cuba. Este mismo tipo de arsenal se usaría en el atentado, con la excepción que se entrenó este ataque con lanzacohetes RPG-7, se llevó a cabo con LAW-66s estadounidenses. Aunque la acción fue destacada por el gobierno como un perfecto operativo de inteligencia, más adelante quedó al descubierto que la internación de armas fue descubierta por dos razones: El relajo en las medidas de seguridad de los frentistas, quienes llegaron incluso a sacarse fotos con el armamento, y la ambición por parte de la dirección central quien ordenó internar más armas de las que aguantaba el aparato logístico dispuesto en un primer momento.
La conformación del grupo de fusileros que debía ajusticiar al dictador quedó enteramente a cargo del Frente Patriótico Manuel Rodriguez, que se dedicó a seleccionar con pinzas a sus más comprometidos militantes. Sin embargo, las fuertes medidas represivas del gobierno entorpecían las tareas de entrenamiento y logística, por lo que muchos de los fusileros fueron invitados de última hora, contando ellos con muy pobre entrenamiento -incluso algunos nunca habían disparado un fusil. Un escolar, un gasfiter, un bombero, un fisicoculturista, un cantautor, un ex seminarista de Schoenstatt, un ex estudiante de Cine y otro de Filosofía fueron los hombres elegidos para liberar de la opresión al pueblo de Chile. Bajo un riguroso entrenamiento, alguos fusileros participaban periódicamente en sesiones de acondicionamiento físico realizadas en el Parque O´Higgins. Algunos mejor preparados que otros, el comando del Frente emprendió la misión con la convicción de que cambiarían la historia de Chile
A las 18.35 horas (UTC-3) la comitiva de 6 autos blindados y 2 motocicletas, donde iba Pinochet junto a su nieto Rodrigo García pasó por camino de Cajón del Maipo.
En la cuesta de las Achupallas fue interceptado por una de las 3 unidades de los resistentes, que primeramente obstruyen el tránsito antes que llegue la comitiva al punto de ataque con un auto con remolque, cosa de evitar que la comitiva siguiera su rumbo. Estos desde ese punto atacaron con una ráfaga de balas y posteriormente con fuerza explosiva. Ya cuando la comitiva se posicionó sobre el punto, las 2 unidades sobre la cuesta empezaron el ataque.
Pinochet y su nieto, que iban en el cuarto auto, giran para regresar a El Melocotón, para recibir un misil que finalmente no estalló, resultando con heridas leves, pasando a escasos metros de un grupo de bloqueo que permaneció por si el auto de Pinochet pensaba emprender rumbo de vuelta. 5 escoltas mueren en el atentado mientras 11 resultan heridos.
Luego del atentado Pinochet regresó al lugar del atentado acompañado de un móvil del noticiario 60 minutos de Televisión Nacional de Chile explicando lo sucedido y mostrando los daños que recibió el auto blindado en el cual iba. Asimismo, Radio Cooperativa fue el único medio de oposición en informar el atentado a Pinochet.
Fidel Castro para entonces se encontraba de gira por Zimbabwe y Yugoslavia, y entendido de los planes del cual también participaba la República Democrática Alemana, fue informado en Belgrado que el atentado contra Pinochet había sido un fracaso.
Inmediatamente después del atentado en Santiago, se declaró estado de sitio y se produjo una frenética carrera entre efectivos de Investigaciones y la CNI para capturar a líderes opositores del régimen. Esta ola represiva motivó el arresto de Ricardo Lagos, Germán Correa y Patricio Hales, entre otros. La CNI, por su parte, detuvo y asesinó a cuatro personas. Fueron asesinadas varias personas en medio de la noche como represalia a este atentado. Uno de ellos fue el periodista José Carrasco.
Posteriormente se siguió con una búsqueda de responsables, la mayoría huyendo a Argentina por pasos fronterizos ilegales. Además se llamó a declarar dirigentes políticos como el demócrata cristiano Jorge Lavandero.
En pleno Estado de Sitio, lo que suponía sería un acto heroíco de liberación nacional terminó por evidenciar que la estrategia de la Sublevación de Masas seguida por el Frente sería un verdadero fracaso. De formación militar cubana -algunos con grados de Estado Mayor- y con experiencia de guerra en Nicaragua, los oficiales del frente extrapolaron la realidad de la guerrilla latinoamericana de los años 50 y 60 al Chile de 1986. La sensación que dejó el atentado en la gente era que este era un hecho totalmente fuera de contexto para la realidad política chilena, y sobre todo para el pueblo de chile, que nunca tuvo una real capacidad de levantar una lucha armada en el país.
Existieron muchas fallas por parte del aparato del FPMR para cumplir con el asesinato de Pinochet. Primero se presume que el fallo del atentado se debe a que participaron personas inexperimentadas del Partido Comunista, lo cual desde Cuba se había ordenado que así no fuera. Además del cambio de fuerza explosiva y de no colocar explosivos en los puentes que dividían el epicentro del ataque con el regreso del auto de Pinochet a El Melocotón. Por último argumenta la CIA y el mismo Gobierno cubano, que el fracaso del atentado se debió a que primero se atacó con fusilería y posteriormente con material explosivo, cuando debió ser al revés. Un gran error fue el uso de lanzacohetes LAW los cuales fueron disparados a corta distancia, lo cual impidió que el cohete tuviera distancia suficiente para activarse y penetrar el auto blindado donde iba Pinochet. No obstante, las últimas versiones indican que se utilizó el lanzacohetes norteamericano debido al mal estado del armamento soviético, cuestión que confundió a los inexperimentados fusileros en su accionar
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