Entradas populares

viernes, 3 de octubre de 2008

Políticas económicas

Desfile en celebración del aniversario del golpe de estado, el 11 de septiembre de 1982.

Paralelamente a la represión política, existieron profundas reformas económicas el cual condujo a la transformación económica del país, cuyo inicial éxito llevó a hablar de un «milagro económico chileno», eliminándose el grave problema de la hiperinflación.

Para formular su política de estabilización económica, Pinochet confió en los llamados Chicago boys, economistas neoliberales con postgrados en la Universidad de Chicago, fuertemente influenciados por las políticas monetarias de Milton Friedman.

Se aplicó el shock que consistía en reducir el gasto publico en un 20%, despedir al 30% de los empleados públicos, aumentar el IVA (impuesto a la transferencia comercial de bienes muebles y activos M1 y M2), privatizar la mayor parte de las empresas estatales (la mayoría a precios ínfimos) y liquidar los sistemas de ahorro y de préstamos de vivienda.

Los efectos iniciales fueron terribles: cayó el PGB en un 12%, la tasa de desempleo creció hasta al 16% en la llamada Recesión de los 80(1980-1985)y el valor de las exportaciones se redujo en un 40%. La carestía, la emigración de personal calificado, la falta de circulante, empresas pequeñas y medianas quebradas o endeudadas insanamente desaparecieron y las grandes masas de desempleados pululando en las plazas, fueron la característica de este periodo.

Las grandes empresas subsistieron gracias a la reducción de sus planillas de trabajo y la rebaja de salarios, muchas de estas situaciones se prestaron para abusos de empresarios inescrupulosos.

El sistema monetario fue cambiado a la moneda Peso, desvalorizando el anterior Escudo (Eº). En aquella época, el valor de la UF se reajustaba el primer día de cada trimestre según la variación del IPC del trimestre anterior.

La Junta de Gobierno mediante el Decreto Supremo Nº 280 del 12 de Mayo de 1975 estableció que la UF o Unidad de Fomento creada en el Decreto Supremo nº 40 del fecha 2 de enero de 1967, pasaría a reajustarse en forma mensual.

Por su parte, el Decreto Supremo Nº 613 del 14 de julio de 1977 estableció que su valor se reajustaría en forma diaria a partir del 1º de Agosto de dicho año. Esta operación de reajustabilidad sería una de las bases de la transformación económica.

Dicha medida favoreció en un comienzo a la construcción que se encontraba paralizada y a la clase media quienes adquirieron viviendas con un valor de UF de apenas $5.000, pero que cinco años más tarde subiría a más de cinco veces su valor inicial dejando una estela de deudores hipotecarios en la ruina y descrédito al no poder pagar los elevados dividendos. Para las clases más pobres se creó la vivienda básica y la cuota Serviu.

Para paliar la gran cesantía se crearon los puestos temporales municipalizados de trabajo llamados Programas de Empleo PEM y POJH, donde desde obreros a ingenieros, arquitectos y técnicos hacían labores hermoseando plazas o limpiando calles con un mínimo sueldo de supervivencia.

Aquellos que conservaron sus empleos debieron soportar rebajas de sus sueldos, los sueldos descendieron bruscamente y el abuso empresarial fueron la tónica de este periodo.

Tanto en el sector público como en el privado, los altos puestos claves fueron ocupados por oficiales del ejército, aviación o marina.

Una de sus consecuencias fue un brusco deterioro social, las clases medias y bajas se empobrecieron tras un progresivo descenso de su poder adquisitivo, lo que provocaría una gran brecha en la distribución del ingreso, que se mantiene hasta el dia de hoy.

La clase alta pudiente se fortaleció y se enriqueció gracias a las franquicias otorgadas por el gobierno militar.

Las poblaciones más afectadas empezaron a protestar desde sus casas organizándose los llamados cacerolazos, a determinada hora después del Toque de Queda, los pobladores de las clases bajas y los de la clase media organizaban ruidos de bocinas y golpes de cacerolas desde sus viviendas unidas a apagones o cortes de energía eléctrica o derribos de torres de alta tensión. Famosos fueron los apagones que duraban horas o día y medio por atentados a la Red Interconectada Central.

Ocurrieron también los llamados robos de camiones, camiones de abastecimiento de supermercados eran secuestrados y llevados a las poblaciones para su desvalijamiento.

Pero el sistema se empezó a afianzar a partir de 1977, iniciándose lo que se ha llamado el boom, con cifras positivas en todos los ámbitos. Uno de los indicadores más simbólicos, el precio del dólar, fue establecido a tasa de cambio fija, en 39 pesos, y se mantuvo estable hasta iniciada la década de 1980. Una excepción a esta bonanza fue la tasa de desempleo, siempre alta (alrededor del 20%) debido principalmente a los despidos masivos en las empresas privatizadas.

A aquellos que protagonizaran protestas o reivindicaciones, o intentaran organizar huelgas o mitines eran detenidos y encauzados bajo la aplicación del artículo transitorio nº24 de la Constitución respecto de la Ley de Seguridad Interior del estado.

En 1982 se produjo la mayor crisis económica desde los años 1930, consecuencia en parte de la recesión mundial de 1980 (de la cual Chile estaba desprotegido por su excesiva dependencia del mercado externo), el excesivo endeudamiento privado y la fijación del dólar a 39 pesos. Uno de los primeros síntomas fue la quiebra del sistema bancario y financiero nacional, que obligó al Gobierno a intervenir numerosos bancos. Simultáneamente, se tomó la decisión de devaluar el dólar, el cual, una semana más tarde, alcanzaba al doble de su valor.

Ante la llegada de la crisis, Pinochet abandonó las tesis de los Chicago Boys, regresando momentáneamente al keynesianismo. Sin embargo, pasada la parte más cruda de la crisis, volvió al sistema neoliberal con el nuevo ministro de Hacienda, Hernán Büchi en 1985, el cual, con reformas menos ortodoxas que sus predecesores, lograría revitalizar la economía. Esto es nombrado como el «segundo milagro de Chile».

Para conseguir la reactivación, Büchi tomó las siguientes medidas:

  • Fuerte reducción del gasto en el sector público, con medidas como rebajar el gasto social y las jubilaciones.
  • Política de devaluación del peso en función del dólar muy fuerte, que sobrepasasen la inflación. De esta manera, con el dólar alto, se favorecían las exportaciones y se restringían las importaciones.
  • Privatizaciones de las empresas que seguían siendo estatales: empresas del acero (CAP), eléctricas (Enersis, Endesa), comunicaciones (Entel, CTC), azúcar (IANSA), LAN Chile, Laboratorios Chile, etc.
  • Privatización de los bancos intervenidos por el gobierno durante la crisis.
  • Control de las tasas de interés por el Banco Central y ya no por el mercado.
  • Descenso controlado de los aranceles.

El resultado de su gestión fue el retorno al liberalismo económico que implantaron los Chicago Boys, pero de una forma mucho más controlada sin el dogmatismo que le imprimieron sus antecesores, y un crecimiento económico sorprendente que llevaría a Chile a duplicar su PGB en el lapso de diez años.

Protesta pacífica contra el Régimen Militar

Por otra parte, comenzó la privatización de la industria del cobre a partir de la década de 1980 (aunque manteniendo Codelco), otorgándoles el control de yacimientos cupríferos a empresas mineras extranjeras a bajo costo, que pasaría a ser lo contrario a la nacionalización y estatización de la gran minería del cobre durante el gobierno de Salvador Allende.

El 11 de mayo de 1983, la Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC) presidió la primera protesta nacional, y el 22 de agosto se organizó el primer frente de oposición multipartidista que englobaba a todo un arco político a excepción de los extremos, la Alianza Democrática.

En 1985 la oposición democrática adoptó el Acuerdo Nacional para la Transición de la Plena Democracia.

Para fines de los 80 y comienzo de los años 90, la distribución del ingreso llegó en cierto modo a las clases más bajas, restableciendo la sufrida clase media, por primera vez la televisión a color llegó a las clases marginadas, el automóvil se hizo más asequible y la calidad de las viviendas sociales aumentaron.

Los cacerolazos declinaron y se hicieron más escasos y con menos convocatoria. Pero el cansancio por el regimén de dictadura impuesto, alimentado por los largos años de carestía y cesantía se hicieron cada vez más notorio en la población que anhelaba el retorno a la Democracia.

El gobierno militar entregó muchas poblaciones populares a la gente de escasos recursos formándose las llamadas villas o poblaciones DFL-2.

Por cada 10 hogares, 6 tenía teléfono, 7 poseían un automóvil y 9 poseían un televisor a color o en blanco y negro.

Se otorgaron muchos títulos de propietarios a sectores marginados de la sociedad, desaparecieron los campamentos y las llamadas poblaciones callampas, las tomas fueron regularizadas.

Una de las características sociales de este periodo fueron las reubicaciones a la fuerza de grandes masas de personas de escasos recursos que fueron desarraigadas desde los barrios exclusivos y trasladadas a barrios populares del sector sur, pero en viviendas económicas, en mejores condiciones de habitabilidad.

La reducción de la pobreza dura o extrema resultó en un logro en el gobierno militar. A pesar de los cambios de los 80 y 90 la brecha entre la riqueza y la pobreza, y el cisma entre la clase media y alta además de los bajos niveles de sueldos para los obreros y técnicos se mantiene hasta el día de hoy.


No hay comentarios: