Cuando aún no terminaba la Guerra Civil de 1891 fue enviado al Océano Pacífico sur, a pedido de los constitucionalistas (contrarios al gobierno de José Manuel Balmaceda), el navío de guerra de los Estados Unidos USS Baltimore para capturar al buque chileno Itata. Este buque había logrado burlar la prohibición impuesta por los EE.UU. de abastecer con pertrechos de guerra al bando constitucionalista.
Para peor suerte, llegó a Santiago un nuevo embajador de los EE.UU., Patrick Egan, un irlandés de nacimiento que había huido de la justicia británica a los EE.UU. Posteriormente obtuvo la ciudadanía estadounidense, pero su rencor contra el Reino Unido hizo sospechar desde un comienzo a la prensa de los EE.UU. si acaso ese sería un buen cónsul en un país con tan estrechas relaciones económicas con Gran Bretaña. Según Pedro Montt, representante de los constitucionalistas en Washington, Egan informaba continuamente al Secretario de Estado de los Estados Unidos James G. Blaine que la guerra civil era fomentada por Gran Bretaña y que una derrota de Balmaceda tendría consecuencias negativas para los EE.UU. En Gran Bretaña se temía exactamente lo contrario, que EE.UU fomentaba la guerra y que en caso de ganar los constitucionalistas la influencia británica disminuiría. J. G. Blaine había intentado vanamente mediar durante la Guerra del Pacífico entre Perú y Chile, pero había fracasado.
Tras el término de la guerra civil y la derrota de los balmacedistas, muchos de ellos encontraron asilo en las legaciones de los EE.UU. Esto aumentó la tensión entre el nuevo embajador de los EE.UU y el nuevo gobierno, tanto por las sospechas chilenas de posibles conspiraciones que estarían organizando los asilados como a las sospechas estadounidenses de que las protestas frenta a las legaciones eran orquestadas por el gobierno chileno. Egan, apoyado por el secretario de estado de los EE.UU. exigió salvoconductos de salida del país para todos los asilados. Esto ocurría a comienzos de octubre de 1891.
El 16 de octubre de 1891 el capitán Winfield S. Schley del USS Baltimore, que estaba anclado en Valparaíso dio permiso para bajar a tierra a 117 marineros del barco. Esto fue imprudente considerando el estado de las relaciones entre Chile y los EE.UU. Pero, más aún considerando que el "USS Baltimore" había evacuado al Perú a un gran número de balmacedistas y que los constitucionalistas lo consideraban como partidarios de los balmacedistas.
Cerca de las 18:00 horas y bajo los efectos del alcohol, los marineros se encontraron en el bar True Blue con un grupo de obreros chilenos, iniciándose una discusión que terminó en una pelea con golpes, palos y piedras. Al lugar llegaron 40 policías y detuvieron a cerca de 40 marineros y a 10 chilenos en una cárcel cercana.
La escalación
El capitán del "USS Baltimore" recibió instrucciones del Secretario de Marina de los Estados Unidos Benjamin Tracy de llevar a cabo una investigación de los sucesos, lo que cumplió apresuradamente.
Sin poner en duda la imparcialidad de la investigación del capitán Schley, el Secretario de Estado de los EE.UU. (interino) William F. Wharton instruyó a Egan que comunicara a Chile lo siguiente: que los marineros se habían comportado correctamente, que estaban desarmados y que no habían provocado a nadie, que aparentemente el ataque había sido premeditado y por un número mucho mayor de atacantes, que la policía los había arrestado en vez de protegerlos y que como resultado de todo eso dos marineros habían muerto y 17 habían sido heridos. Wharton concluyó que esto solo podía entenderse como una hostilidad en contra de los Estados Unidos de América y expresaba su asombro de que aún Chile no hubiese pedido disculpas por el hecho.
Una nueva fuente de tensión se abrió con el incidente a la ya presente por los salvoconductos entre el Embajador Egan y el Ministro de Relaciones Exteriores de Chile Manuel Matta. Este le comunicó a Egan que sólo el resultado de la investigación judicial de los hechos, llevada por el juez E. Foster Recabarren de la corte de Valparaíso podía ser aceptada por el gobierno chileno y que, dada la separación de poderes existente en el país, no podría intervenir en ella. Solo tras finalizada la investigación judicial decidiría el gobierno chileno si se debían disculpas al gobierno estadounidense. La investigación judicial fue terminada en diciembre y confirmó el carácter vulgar de la reyerta y sus resultados fueron comunicados al gobierno de los EE.UU. por el gobierno chileno.
En noviembre de 1891 se sumó el caso de Patrick Shields, un marinero del buque mercante "Kaweenaw" de los EE.UU. Egan aseguraba que el marinero había sido detenido y golpeado sin provocación alguna. Matta respondió que la detención de Shields había sido más bien un acto de compasión dado el mal estado en que se le había encontrado y que además al gobierno de los EE.UU. no le incumbía el asunto pues Shields tenía la nacionalidad irlandesa siendo por lo tanto súdbito de la corona británica.
Egan no asistió a la asunción al poder del nuevo presidente de Chile Jorge Montt.
En su discurso sobre el estado de la nación del 8 de diciembre de 1891, el presidente de los Estados Unidos, Benjamin Harrison, se refirió a incidente del "USS Baltimore" basándose en la versión de Schley y Egan. Cuando el ministro Manuel Matta supo de la referencia solicitó al entretanto representante del gobierno de Chile, Montt, que corrigiese en duros términos las incriminaciones de Harrison a Chile sobre errores, imprecisiones deliberadas, supuestas peligros para los balmacedistas asilados en las legaciones y supuestas provocaciones deliberadas a Egan en Chile. Montt, advirtiendo el peligro que se cernía sobre las relaciones entre ambos países, no transmitió el mensaje a Harrinson. Sin embargo, después de una interlocución sobre el tema en el parlamento chileno, el diario "El Ferrocarril" publicó el texto completo de las instruciones recibidas por Montt de parte de Matta. Egan transmitió a Washington el texto de las exigencias del gobierno chileno a su embajador en los EE.UU.
El 4 de enero de 1892 un alto funcionario de Ministerio de relaciones exteriores británico comunicó a Ross que de acuerdo a información confidencial recibida desde Washington, a no ser que Chile se disculpara prontamente, los EE.UU. le declararía la guerra y ocuparía las salitreras como indemnización. Ross ya había informado que de ninguna potencia europea podría esperar ayuda. Las mismas informaciones habían sido hechas llegar a los representantes chilenos en Berlín, Gonzalo Bulnes y en París, Augusto Matte que ya las habían transmitido a Santiago.
Advertido desde Europa por su representante en Londres Ross acerca de la intenciones belicosas en EE.UU., el gobierno de Chile, como un gesto conciliador, cambió a su ministro de relaciones exteriores Manuel Matta por Luis Pereira. El 19 de enero de 1892, en Washington Montt y Blaine parecían haber llegado a un acuerdo de mediación por una tercera potencia si fuese necesario. Sin embargo, las advertencias desde Europa no cesaban de llegar.
El ultimátum
El 23 de enero de 1892 el ministro de relaciones exteriores de Chile recibió de manos de Patrick Egan un Ultimátum redactado por el Secretario de Estado Blaine el 21 de enero en el que le comunicaba que su presidente tras la lectura de la investigación de la justicia chilena sobre el incidente del "USS Baltimore" no había podido cambiar su opinión sobre el asunto: que el ataque era contra los EE.UU., que fue premeditado y que Chile había sido culpable de no proteger la vida y la integridad de los marineros y que en caso de que Chile no se retractase pronta y satisfactoriamente los EE.UU. romperían relaciones diplomáticas con Chile. Dos días después el presidente Harrison envió un discurso de 14 páginas al congreso acusando la animosidad chilena contra los EE.UU. y que aún no había contestado el ultimatum del 21 de enero.
La participación argentina
Estanislao Zeballos, ministro de relaciones exteriores de Argentina entre octubre de 1891 y octubre de 1892, durante el gobierno de Carlos Pellegrini aprovechó la oportunidad de presentar al gobierno chileno para su discusión, y por vez primera, las diferencias interpretativas del tratado de 1881 que coducirían posteriormente al Protocolo del Tratados de Límites 1983.
La intervención argentina a favor de EE.UU. esta corroborada en el libro "Historia General de las Relacionnes Exteriores de la República Argentina": "De esta manera, al señalar el ministro Zeballos las ventajas de Antofagasta para las operaciones norteamericanas y ofrecer abastecimiento para dicha región desde territorio argentino, además de proporcionar la lista del armamento traído para el depuesto gobierno de Balmaceda, no puede negarse que estaba ofreciendo ayuda material.".
La transigencia de Chile
El día 25 de enero el presidente Jorge Montt había resuelto con su gabinete ceder ante las presiones y disculparse por los incidentes, por la demora en la investigación y retirar expresamente las instrucciones enviadas al embajador Matta y expresado su acuerdo en que la corte de los EE.UU. investigase los hechos. Este mensaje le fue transmitido al presidente Harrison, quien el 28 de enero comunicó al congreso "el cambio en la actitud de Chile" asociándolo implícitamente a su duro ultimatum, sin considerar que la disposición del gobierno chileno era de larga data.
Posteriormente el gobierno chileno aceptó pagar una indemnización de US$ 75.000 a las familias de los dos marineros muertos en la reyerta.
Análisis
Muchos han buscado las razones de la desproporcionada amenaza estadounidense por un asunto de tal nimiedad. Entre las razones que se pueden dar están:
- el deseo de los EE.UU de señalar a Europa y a los latinoamericanos que desde ese momento sus deseos serían ley en América.
- el deseo de separar económicamente a Chile de Europa.
- la consecuencia directa de las teorías de Alfred Thayer Mahan y la necesidad de obtener los fondos necesarios para sus proyectos en el congreso estadounidense.
- el intento del presidente Harrison de obtener cohesión interna creando una amenaza de guerra.
Este "triunfo" allanó el camino para la guerra por Cuba contra España de 1898.
Para Chile, que se había vanagloriado de su victoria en la Guerra del Pacífico y que había usado tales métodos durante y después de la guerra, fue un amargo despertar. Más aún cuando ocurrió al término de una sangrienta guerra civil. Manuel A. Matta escribió en 1892 poco antes de morir: tales actos solo pueden tener fin cuando... se levante la opinión pública y dé vida a un derecho internacional en el hemisferio que coloque al poderoso y al débil a un mismo nivel. También los ciudadanos de Harrison y Blaine deberán respetar un día el deseo que se levanta en el continente de Colón. Una noción que contradecía la política aislacionista de Diego Portales. Dado que ni el aislacinismo ni la unión con los países americanos habían prosperado, Chile buscó apoyo en Europa.
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