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lunes, 29 de septiembre de 2008

Muchas de las tendencias culturales y educativas del período histórico de la República Liberal, siguieron vigentes en este período. La educación fue entendida por los partidos liberal y radical, como herramienta de progreso social y económico del país, por lo cual impulsaron la ley de Instrucción Primaria Obligatoria promulgada en 1920.

A pesar de estos avances la educación siguió siendo de una orientación elitista, con un fuerte énfasis en la educación humanística, donde para extensos sectores de la sociedad el gran horizonte a conquistar sería la obtención de un título universitario, especialmente, en las llamadas profesiones liberales. El título académico o profesional otorgaba categoría en una sociedad aristocrática. Para los sectores obreros la educación también fue un medio de cambio político, ya que el derecho de voto requería saber leer y escribir.

Hacia las fiestas del Centenario en 1910, surge en nuestro país un potente movimiento cultural de crítica social, que denuncia los males que afectan al país. De una parte fueron celebraciones marcadas por el deseo de festejar 100 años de vida independiente, donde entre los haberes se contaba: un cúmulo de victorias militares y territoriales, la prosperidad de la economía salitrera, estabilidad institucional, así como ser uno de los países líderes del continente sudamericano. Los festejos fueron espectaculares, durando prácticamente todo el mes de Septiembre, con numerosos invitados extranjeros y nuevas tecnologías que serían mostradas con gran orgullo a Presidentes y Ministros del continente americano como a nobles y aristócratas de la realeza europea.

De otra parte, surgen voces críticas respecto del boato de los festejos, las cuales no representan a ningún partido político específico, sino que suelen ser personas independientes de distintas ideologías que tienen en común los siguientes tópicos (aceptando la existencia de ciertos matices importantes en sus posturas críticas):

A.- Insensibilidad social de la clase dirigente.

B.- Falta de una política de industrialización como dependencia de las exportaciones salitreras.

C.- Ausencia de identidad nacional, entrega de riquezas nacionales a extranjeros, apego a modelos políticos, económicos, culturales o militares foráneos.

D.- Malas condiciones de vida en las ciudades sectores rurales de Chile. A comienzos de siglo la mortalidad infantil era superior al 300 por 1000, la falta de higiene, alcantarillado, el hacinamiento en conventillos y cites, las frecuentes epidemias de cólera o tuberculosis, asolaban sectores importantes de la población nacional.

Esto se conoce como movimiento de crítica social del Centenario.




Algunos de los más destacados representantes de la crítica social de comienzos de siglo son:

Joaquín Edwards Bello con su novela "El Roto", donde denuncia las miserias de los sectores populares.

Baldomero Lillo publica en sus novelas "Sub Sole" y "Sub Terra" describe la vida y padecimientos de campesinos y mineros carboníferos.

Nicolás Palacios, encabeza la crítica nacionalista a través de "Raza Chilena", rechazando la llegada de la inmigración de tipo latina a Chile. También hace mucho énfasis en los valores mapuches presentes en la sociedad nacional. Muestra admiración por la llegada de migrantes de origen germano.

Alejandro Venegas, en su "Sinceridad Chile íntimo 1910" denuncia la situación de miseria y explotación en que viven los trabajadores de las salitreras como la decadencia moral de la clase dirigente.

Francisco Encina escribe "Nuestra inferioridad económica", donde analiza la ausencia de una política industrialización en nuestro país, como las causas psicológicas , étnicas y educativas de nuestra forma de ser.

Luis Emilio Recabarren, plantea una fuerte crítica social en "Ricos y Pobres a través de cien años de historia republicana".

Tancredo Pinochet en su obra "La conquista de Chile en el siglo XX", denuncia la conquista cultural y económica de Chile por extranjeros en complicidad o indiferencia de los propios chilenos.

Santiago Labarca, un anarquista, publica una serie de escritos en que denuncia la sujeción del país a los poderes religiosos, militares y aristocráticos. Se opone a la realización del servicio militar obligatorio.

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