Fue elegido presidente de la República tras la renuncia de Arturo Alessandri Palma en 1925 por acuerdo entre los partidos. Sus dos años en el Palacio de la Moneda estuvieron marcados por el control político que poseía sobre él su ministro de defensa (y después del Interior), coronel Carlos Ibáñez del Campo. Durante su breve mandato se creó la Contraloría General de la República. Tras los vejámenes que Ibáñez causó a Javier Ángel Figueroa, su hermano y presidente de la Corte Suprema, en su intento de apoderarse del poder judicial, presentó su renuncia a la presidencia, la cual fue aprovechada por Ibáñez para presentarse a la presidencia como candidato único, sacando el 98% de los votos, dando de derecho el poder al hombre que la ejerció de hecho durante todo el gobierno de Figueroa.
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