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lunes, 19 de julio de 2010
Diego Barros Arana
Diego Jacinto Agustín Barros Arana (* 16 de agosto de 1830, Santiago - † 4 de noviembre de 1907, Santiago) pedagogo, diplomático e historiador chileno. Es considerado un gran historiador chileno del siglo XIX, sus obras aun tienen vigencia el día de hoy, especialmente su monumental Historia General de Chile. Algunos críticos a su obra, especialmente Francisco Antonio Encina, señalan que tuvo una importante participación en el tratado de límites de 1881 entre Chile y Argentina que ellos ven como una cesión de territorio chileno.
Fue el sexto hijo de Diego Antonio Barros Fernández de Leiva y Martina Arana Andonaegui. Vivía en un hogar acomodado, su padre había empezado a forjar fortuna mediante el comercio y su madre una dama argentina con contactos con la alta sociedad de Buenos Aires. Tenía ascendencia vasca.[1]
Su madre falleció cuando él apenas tenía 4 años, por lo que una tía paterna se hizo cargo del hogar, entregándole una educación muy religiosa, por lo que siempre conservo respeto por la fe católica a pesar de haberla perdido más adelante.
Estudio como alumno externo del Instituto Nacional, siendo compañero de Francisco Bilbao y de los hermanos Amunátegui, adoctrinándose en el latín, gramática, filosofía, francés e historia santa, pero no en historia de América o Chile, que aún no enseñaba, por lo que sus primeros contactos con la historia la hizo de modo independiente, al leer el Compendio de la historia civil, geográfica y natural del Abate Molina, las Memorias del general William (Guillermo) Miller, la Historia de la revolución hispanoamericana del español Mariano Torrente y la Historia física y política de Chile de Claudio Gay.
A finales de su vida escolar se acercó a la literatura francesa, realizando algunas traducciones, una de ellas el caballero d ‘Harmental de Alejandro Dumas, fue publicada por El Mercurio en 1848, acompañado por un ensayo sobre la regencia del Duque de Orleans escrito por Barros Arana, que es en rigor su primera obra.
Siguió trabajando con las traducciones del idioma francés, pero empieza a tener mayor cercanía con el trabajo histórico. Su debut como historiador lo hace en 1850, con un artículo en el periódico La Tribuna sobre Túpac Amaru y con su primer libro histórico, Estudios históricos sobre Vicente Benavides y las campañas del sur.
Su segunda obra histórica seria la Historia General de la Independencia de Chile, que fue impulsada también por Andrés Bello, que le aconsejo frente a sus temores: "Escriba joven sin miedo, que en Chile nadie lee". Durante cuatro años (1854-1858) desarrollo un tenaz trabajo, del que resultaron 4 tomos con un total de 1.931 páginas, que le valió ser nombrado miembro de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile. Entre esos años Barros Arana también contrae matrimonio con Rosario Izquierdo Urmeneta.
Poco a poco, las influencias extranjeras e internas llevaron a Barros Arana hacia el liberalismo y se inmiscuyó activamente en la política. El liberalismo significaba en muchos casos una lucha contra la iglesia y la búsqueda de un estado laico. Barros Arana no fue la excepción, y si bien no llegó a extremos como otros de sus colegas, si tuvo enfrentamientos terribles con los círculos católicos, pues pensaba que el atraso de la iglesia y su influencia en la sociedad eran nefastas para el desarrollo de la humanidad. Muchos católicos vieron en el un enemigo, declarándose la lucha después de una dura critica del historiador a los exámenes del Seminario Conciliar, iniciándose una serie de réplicas desde sus respectivas trincheras, La Revista Católica para la iglesia y El Ferrocarril para Barros Arana.
Fue opositor tenaz al gobierno de Manuel Montt, y por temor a que estuviese involucrado en algún plan subversivo (de lo cual habían buenos motivos, pues efectivamente escondía armas en su hogar), le allanaron la casa y tuvo que partir al exilio. Se dirigió a Argentina, en donde trabo amistad con Bartolomé Mitre y con Manuel Ricardo Trelles, que le ayudaron a que trabajara cómodamente en los archivos y bibliotecas de su país.
Viajó a Europa tras ser puesto en libertad. En 1863, de regreso en el país, fue nombrado rector del Instituto Nacional, iniciando una carrera pedagógica que lo llevaría a ocupar varias veces el decanato en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, así como la rectoría de esa Universidad.
Su paso por el instituto desencadenaría una tormenta que rompería con la alianza de gobierno conocida como Fusión Liberal-Conservadora.
Abdón Cifuentes, como ministro de instrucción publicas del presidente Federico Errázuriz Zañartu, estaba embarcado en la misión de hacer aprobar la ley de libertad de exámenes. Esta ley beneficiaria a las escuelas privadas (mayoritariamente católicas), las cuales podrían hacer el examen de ingreso a las universidades en su propio colegio y no ante los profesores del Instituto Nacional, como era hasta entonces, lo que encontró la resistencia de Barros Arana.
Promulgada la ley, se produjo un grave enfrentamiento entre el ministro y el rector del Instituto Nacional. Los enemigos de Barros Arana causaron desórdenes dentro del instituto, obligando a destituirlo como rector, más se le nombre delegado de instrucción media. Pero el gobierno bicéfalo del instituto causó aún más desórdenes dentro del instituto que terminaron con la renuncia del nuevo rector Camilo Cobo (ya renunciado del ministerio). Errázuriz censuró esto y terminó con el cargo de delegado de instrucción media, dejando automáticamente a Barros Arana sin puesto en el instituto.
Su ira y la de sus partidarios se dirigió al ministro de instrucción, y se organizó un asalto contra su casa, el cual fue repelido felizmente por fuerzas de la policía a último minuto. Indignados por este asalto, y por la participación de liberales en ella, el Partido Conservador permitió que Cifuentes el único conservador del gabinete renunciara. Había muerto la alianza de gobierno.
Posterior a esto se dedicó a la erudición historiográfica y a desempeñarse en tareas internacionales. Efectivamente fue enviado a Argentina en una misión para definir los límites entre ellos y solucionar el problema de la Patagonia. Barros era partidario de ceder la Patagonia, pues lo consideraba un sitio estéril y que gastaría las energías chilenas, afortunadamente para Argentina, Chile renunció de importante territorio en la Patagonia, debido a este capricho de don Diego. Sus enemigos (especialmente Francisco Antonio Encina) le enrostrarían que fue un entreguista, lo que el tiempo les ha dado la razón. Arreglados los problemas limítrofes de la patagonia (aunque no gracias a Barros Arana sino que a las misiones posteriores) surgirían otro por la definición de los peritos. Barros Arana jugó nuevamente un papel importantísimo al desempeñar la presidencia de la comisión de peritos, desempeñándose en el posicionamiento de estos por todo el extremo sur de Chile (donde existían los conflictos).
Pero sería en su faceta de historiador en donde más se destacaría. Llegaría a ser el más importante del siglo XIX, por su obra magna la “Historia jeneral de Chile”, que relata toda la historia del país desde la prehistoria hasta 1830 en 15 tomos.
Además de esta obra escribió otras como “Estudios históricos sobre Vicente Benavides” (su primera obra histórica) “Historia general de la independencia de Chile", “Un decenio de la historia de Chile”, “El doctor don Rodulfo Amando Philippi” y muchos otros más.
Después de su muerte, el Presidente Pedro Montt ordenó que el Internado Nacional llevara el nombre del historiador, pasando a llamarse Internado Nacional Barros Arana.
Un Pueblo de la Comuna de Teodoro Schmidt lleva su apellido como nombre.
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