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lunes, 17 de agosto de 2009

Limites al Norte


Chile estaba delimitado por las siguientes fronteras: al Norte con el Río Loa, el cual desemboca al mar en 21º27’, al poniente con el Océano Pacífico, al oriente con la cordillera de los Andes hasta la altura aproximada del volcán Maipo, en 34º10’, en el cual la línea divisoria se internaba por el macizo cordillerano (en casi 600 kilómetros) para entroncar al otro extremo con los ríos Diamante y Quinto, hasta cortar en 65º latitud Oeste de Greenwich.

El 20 de abril de 1819, en el norte del país y al sur de Iquique, que en esos momentos era territorio nacional, comienzan a gestarse los primeros conflictos de la época. Pues Bernardo O’Higgins decreta el bloqueo de los puertos peruanos para evitar que recibieran ayuda por parte de España, que aún controlaba esos territorios.

En tanto, Bolivia continuaba su búsqueda de un puerto para terminar con su mediterraneidad, y su primer presidente no demoró en afirmar que la ensenada de Cobija, al sur del río Loa, pertenecía a su país. No obstante, el gobernante interino de Perú (paradójicamente de nacionalidad boliviana), Andrés Santa María, desestimó la petición del gobierno de su país de origen. Irónicamente, en 1829, Santa María asumió como gobernante de Bolivia, y como tal comenzó a negociar con Perú un canje de territorio para conseguir Arica.

Como las negociaciones fueron infructuosas, se impulsó el desarrollo de la caleta de Cobija, la que se encontraba bajo jurisdicción chilena, por encontrase al sur del río Loa. Sin embargo, los problemas políticos internos, propios de un país en formación, consiguieron que nuestro país se desentendiera de los avances bolivianos.



Así, el presidente Manuel Bulnes dicta una ley que declara propiedad nacional a las guaneras ubicadas al sur de la bahía de Mejillones, prohibiéndose que algún barco cargara este producto sin permiso de las autoridades chilenas. Con esto, Chile reconoce tácitamente que su límite septentrional era Mejillones, situado en 23º latitud sur, aunque sus títulos históricas delimitaban nuestra frontera en 21º27’, en la desembocadura del Loa

En 1843, el gobierno boliviano, a través del ministro Casimiro Olañeta, solicitó la revocación de la ley dictada, pues afirmaba que su país ejercía la soberanía hasta el río Salado, situado en 26º. Posteriormente se corrigió, señalando que el río Salado se ubicaba en 26º.



El ministerio de RR.EE. de Chile, encabezado por Ramón Irarrázaval, respondió que el gobierno no podía alterar las leyes existentes sin estudiar detalladamente los títulos de dominio de ambas partes.

En 1847, Bolivia reitera los argumentos históricos en favor de sí, pero el gobierno chileno intenta solucionar el conflicto de manera amistosa y propone la acreditación de agentes en uno y otro país. El representante boliviano esgrimió entre todos sus documentos, testimonios extraoficiales de individuos que además de no haber estado jamás en la zona en litigio, establecían diferentes latitudes para ubicar al río Salado.



La presencia chilena en el desierto de Atacama, desde el paralelo 23º de mejillones hacia el sur, se mantuvo inalterable mientras el dominio de la zona no fuera modificado por un pacto internacional o por cualquier otro medio reconocido en el Derecho de Gentes.

Aunque en los primeros documentos constitucionales que se redactaron a partir de 1811 no se hizo alusión al territorio que ocupaba nuestro país, en la constitución de 1822 se señalaron por primera vez los límites de Chile. Así, en las posteriores cartas fundamentales de 1823, 1828 y 1833 se señalaba, con algunas pequeñas modificaciones, que el territorio chileno se extendía de norte a sur, desde el desierto de Atacama al Cabo de Hornos, y de oeste a este, del océano Pacífico a la Cordillera de los Andes. Esta delimitación (errónea en lo concerniente a la cordillera de los Andes como límite, ya que a partir del paralelo 34º10' se interna hacia el Atlántico) fue aprovechada por Argentina y Bolivia para cuestionar nuestras fronteras.

En el caso de Argentina, se objetó la soberanía chilena en las regiones trasandinas de la Patagonia. Esto, porque al fijarse la cordillera de los Andes como límite chileno, se habría reconocido que la Patagonia estaba fuera de su soberanía.

Bolivia, por su parte, refutó los derechos alegados por Chile en el desierto de Atacama, argumentando que el término “desde” era excluyente del punto de partida de una cosa.

En 1863, Bolivia declara la guerra a Chile, pero la aparición de una escuadra española que exigía a Perú la reparación de los daños causados a sus súbditos, detonó un sentimiento solidario en América, que pretendía evitar cualquier intento reivindicatorio de España.

De esta manera, en 1865 estalla la guerra con España, en la cual Chile y Perú firmaron una alianza a la cual Bolivia apoyó. Esto favoreció el restablecimiento de las relaciones chileno-bolivianas, que permitió la firma de un tratado en 1866. En él, se fijaba como línea divisoria el paralelo 24 del mar a los Andes, y además se pactó la división de las ganancias obtenidas por el guano entre los grados 23 y 25, así como de las generadas por la exportación de minerales extraídos en dicha franja.



in embargo, Bolivia firma un pacto secreto con Perú en 1873 con el objetivo de recuperar el territorio en conflicto.

Pero nuevas negociaciones realizadas en 1874 acordaron los siguiente: Chile renuncia a sus derechos soberanos al norte del paralelo 24, pero a cambio, el gobierno boliviano se compromete a no aumentar los impuestos a las personas y empresas chilenas ubicadas en la zona, por un período de 25 años.

Bolivia, bajo el mandato de Hilarión Daza, no respetó este pacto, y se aumentaron los impuestos a los capitales chilenos, y aunque Chile hizo lo posible por solucionar este problema por la vía diplomática, la ciudad de Antofagasta -habitada principalmente por chilenos- fue ocupada por tropas Chilenas, territorio que aparecía como nuestro en el tratado de 1866.

Esto detonó la guerra contra Bolivia, país al que se alió Perú por causa del pacto secreto entre ambos países. Chile logró desarticular por completo el ejército de Bolivia, por lo que sólo las tropas peruanas siguieron en combate, las que no recibieron ninguna ayuda por parte de sus aliados bolivianos.

Finalmente, el 20de octubre de 1883, Chile y Perú firman un tratado de paz (Tratado de Ancón) que pone fin al conflicto. Posteriormente se establece un pacto de tregua con Bolivia, en 1884, el que finalmente desembocó en un tratado de paz definitiva firmado el 20 de octubre de 1904, en el cual se señalaba el dominio absoluto y perpetuo de Chile en todos los territorios ocupados en virtud del pacto de tregua. A cambio, nuestro país ofreció indemnizaciones económicas y facilidad de tránsito comercial por dichos territorios


Con Perú se firmó la paz en 1883. En dicho documento Perú cedía a nuestro país el territorio de la provincia de Tarapacá, que limitaba al norte con la quebrada y río Camarones; al sur, la quebrada y río Loa; por el oriente la república de Bolivia y por el poniente, el océano Pacífico.

Además se entregaba a nuestro país la administración de las provincias de Tacna y Arica por un período de diez años, los que una vez finalizados, darían paso a un plebiscito para determinar la nacionalidad de los territorios, debiendo pagar una indemnización de diez millones de pesos al país que perdiera.

Sin embargo el plebiscito no se llevó a cabo, a cambio de lo cual se firmó en Lima el 3 de agosto de 1929, un tratado que expresaba los siguiente: “El territorio de Tacna y Arica será dividido en dos partes: Tacna para Perú y Arica para Chile. La línea divisoria entre dichas partes y, en consecuencia, la frontera entre los territorios de Chile y Perú, partirá de un punto de la costa que se denominará “Concordia”, distante diez kilómetros al norte del río Lluta, para seguir hacia el oriente paralela a la vía de la Sección chilena del ferrocarril de Arica a La Paz y distante a diez kilómetros de ella, con las inflexiones necesarias para utilizar, en la demarcación, los accidentes geográficos cercanos que permitan dejar en territorio chileno las azufreras del Tacora y sus dependencias, pasando luego por el centro de la Laguna Blanca, en forma que una de sus partes quede en Chile y la otra en Perú”. El tratado de 1929 fijó definitivamente nuestras fronteras hacia el norte.

1 comentario:

Profesor - Diseñador dijo...

Felicitaciones por este articulo muy claro.