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jueves, 22 de julio de 2010

Arturo Alessandri



Arturo Fortunato Alessandri Palma (Hacienda de Longaví, Provincia de Linares, Chile, 20 de diciembre de 1868 - Santiago de Chile, Chile, 24 de agosto de 1950) fue un abogado y político chileno, patriarca de la Familia Alessandri. Presidente de la República entre 1920 y 1925 y entre 1932 y 1938.

Hijo de Pedro Alessandri Vargas, quien a su vez era hijo de un inmigrante italiano, y de Susana Palma Guzmán. Su padre se dedicaba a las labores agrícolas de la hacienda en la cual vivía. A los doce años de edad entró al Colegio Sagrados Corazones de los Padres Franceses, en el cual estudiaban sus hermanos y había estudiado su padre.

Inició la carrera de derecho en la Universidad de Chile a los veinte años de edad, titulándose en 1893. En 1891, mientras estudiaba, participó en el diario "La Justicia", el cual estaba en oposición al presidente de turno, José Manuel Balmaceda.

Después de haber egresado como abogado, se casó con Rosa Ester Rodríguez Velasco, con la cual tuvo nueve hijos, entre ellos Arturo, destacado civilista, Jorge Alessandri, futuro Presidente de Chile y Fernando Alessandri, académico y futuro senador de Chile.

Inició su vida política en 1897, integrándose al Partido Liberal, y asumiendo como diputado por Curicó, en donde saldría reelecto por casi veinte años más.

En 1915, cuando ya presentaba sus primeras aspiraciones presidenciales, retó al senador en ejercicio por la Provincia de Tarapacá, Arturo del Río. Tras una disputada y violenta elección, Alessandri triunfó, a partir de la cual se ganó el apodo de León de Tarapacá, debido a su carisma, su popularidad en el pueblo y el gran énfasis de sus discursos.

En 1920 se postuló a la Presidencia de la República por la Alianza Liberal, ganando por un estrecho margen a su oponente de la Coalición -llamada en esta elección Unión Nacional, al incorporar al Partido Conservador-, Luis Barros Borgoño, para el periodo 1920-1925. Con sus discursos a favor de la clase obrera, produjo un gran temor en los sectores más conservadores de la sociedad chilena, el cual veía sus intereses en juego. Como la oposición controlaba el Congreso Nacional, Alessandri estaba a favor de un fortalecimiento del Poder Ejecutivo, el cual carecía de peso político ante el Congreso (época parlamentarista). En Chile existía un régimen parlamentario, que generaba que un alto nivel de dependencia del ejecutivo con el parlamento. Este último tenía plenos poderes, que abarcaban desde la aprobación del presupuesto (varias veces no se aprobó el presupuesto generando que decenas de miles de empleados y ministerios no recibieran recursos) hasta la destitución, después de un breve proceso, de cualquier ministro de estado.

Alessandri había llegado al poder mediante sus promesas de campaña, la legislación social, leyes a favor de los sectores populares, tales como el seguro del trabajador, sin embargo, estuvo afectado por la baja de precio del oro blanco (salitre), como consecuencia del término de la Primera Guerra Mundial y el desarrollo del salitre sintético, la cual hundió al país en una profunda crisis económica, la cual ya se venía arrastrando desde principios de siglo, a lo que se le sumó una crisis social.

Debido al sistema seudoparlamentario de la época, en el cual Alessandri estaba inmerso, todos sus proyectos sociales habían sido aplazados o definitivamente cancelados, ya que poseía minoría en el Congreso Nacional, lo cual provocó un disgusto en las personas que lo habían elegido Presidente.

En 1924, casi finalizando su mandato, ocurrió un hecho que a pesar de lo anecdótico, selló definitivamente el futuro del régimen parlamentario en Chile. Los militares de baja graduación (tenientes y capitanes), en su mayoría personas de la clase media, estaban siendo gravemente afectados por la crisis económica y procedieron a visitar el Senado, cuando los legisladores estaban aprobando la ley de dieta parlamentaria (su remuneración). Los militares decidieron demostrar su profundo malestar e hicieron sonar sus sables. A este hecho se le conoce hasta hoy como Ruido de sables.

Un grupo de oficiales constituyó el llamado Comité Militar. Los uniformados concurrieron a La Moneda a expresar su malestar a Alessandri, presentándole una serie de peticiones en relación al despacho de los proyectos de ley que permanecían pendientes, entre ellos, el que fijaba en ocho horas la jornada laboral, el que limitaba el trabajo femenino e infantil, el que creaba la Inspección del Trabajo, el que establecía el seguro obligatorio contra accidentes y la indemnización por estos mismos, el que creaba los tribunales de conciliación y arbitraje, además de otros sobre cooperativas y materias previsionales. Ante esto el Presidente se comprometió a buscar una solución con la condicionante de que ellos volvieran a sus cuarteles.

Por este motivo, se formó un nuevo gabinete y el Congreso, ante el temor de un golpe militar, despacho estas leyes en un solo día, el 8 de septiembre de 1924. Sin embargo, el Comité Militar prefirió seguir funcionando, y le pidió a Alessandri que disolviera el Congreso Nacional. Tras este hecho, Alessandri, sumergido en una situación que ya no podía manejar, vio su poder en jaque y prefirió renunciar, autoexiliándose en la Embajada de Estados Unidos.

Luego, en 1925, tras un golpe de estado, liderado por Luis Altamirano Talavera, se le pidió que regresara a cumplir el resto de su mandato. Alessandri volvió teniendo como principal objetivo, crear una nueva constitución. La nueva carta fundamental (Constitución de 1925), promulgada el mismo año, tenía como grandes cambios una reafirmación del Poder Ejecutivo, además de un alargamiento de su periodo (de cinco a seis años), y una separación definitiva de la Iglesia y el estado. En este mismo año se fundó el Banco Central de Chile.

A pesar de estas reformas, Alessandri se enemistó con Carlos Ibáñez del Campo, otro de los golpistas que le habían cedido el poder y que ahora era ministro de Guerra. Alessandri, ante la posibilidad de un nuevo golpe de estado, prefirió dar un paso al lado, y renunció a su cargo.

Asumió como senador de Tarapacá, nuevamente, pero dimitió de su cargo, dándole más importancia a la de Consejero del Banco Central.

Bajo el régimen de Carlos Ibáñez del Campo, fue exiliado a Europa, volviendo el año 1931

En mayo de 1932 nuevamente fue senador por Tarapacá y Antofagasta. Después el Congreso fue disuelto por una nueva junta militar que derrocó a Juan Esteban Montero Rodríguez, instaurándose la llamada República Socialista, que se prolongó hasta 1932. En octubre del mismo año, se realizaron nuevas elecciones presidenciales, en las que Alessandri, con el apoyo del Partido Liberal y Radical, triunfó fácilmente, iniciando así su segundo periodo presidencial.

Su segundo gobierno se inició con el respaldo de grupos de izquierda y radicales, pero el primer grupo se empezó a distanciar de él, por lo que Alessandri intentó mantener una alianza derecha-radical, hasta el año 1937, cuando ésta diera un vuelco a la izquierda.

Para hacer frente a las amenazas golpistas se apoyó en las milicias republicanas, que tenían la misión de reprimir cualquier intento de sublevación y jamás hacer política. Fueron creadas poco antes del regreso de Alessandri, como resultado del movimiento civilista. Funcionaron en forma clandestina y luego públicamente, realizando el 7 de mayo de 1933 un gran desfile frente al Presidente quien los saludó. Se autodisolverían en 1936 cuando consideraron cumplida su misión. El Presidente pidió al Congreso en varias oportunidades el estado de excepción constitucional, que conduciría a acciones ilegales, como la famosa incineración del número 285 de la revista Topaze, que tenía una caricatura que Alessandri consideraba injuriosa.

Tales precauciones no eran sin razón, especialmente considerando la aparición de nuevos factores de violencia, como la rebelión campesina de Ránquil y su sangrienta represión, y el Movimiento Nacional-Socialista de Chile de Jorge González Von Marées,

En el aspecto económico, se inició la recuperación de la crisis de 1929, obra del ministro de Hacienda Gustavo Ross Santa María, liberal pragmático, que daría pasos en función de un crecimiento "hacia adentro". Sobre el salitre, disolvió la Compañía de Salitres de Chile (Cosach) y creó la Corporación de Ventas de Salitre y Yodo de Chile (Covensa), empresa de distribución, no producción, de carácter mixto. Financió el déficit fiscal con nuevos impuestos. Reanudó el pago de la deuda externa, con pérdida de capital para los tenedores de bonos chilenos. Cuando empezaron a existir excedentes, se destinaron a obras públicas, destacando la construcción del Estadio Nacional, inaugurado en diciembre de 1938.

Las elecciones de 1938 se jugaban a tres bandas, Gustavo Ross Santa María por la derecha, Pedro Aguirre Cerda por el Frente Popular y Carlos Ibáñez del Campo, con el apoyo de sus seguidores y del nazismo chileno.

Las condiciones eran favorables a Gustavo Ross, que con los votos de sus adversarios divididos podía obtener fácilmente la mayoría simple. En vista de aquello, un grupo de jóvenes Nacistas se tomó, el 5 de septiembre, el edificio del Seguro Obrero y la casa central de la Universidad de Chile, en la suposición de que la situación obligaría al ejército a tomar el control para imponer el orden y entregar el poder a Ibáñez. El Regimiento Tacna capturó a los Nacistas apostados en la universidad y los trasladó a marcha forzada y a la vista del público al Seguro Obrero, para imponer la rendición a sus compañeros, quienes efectivamente depusieron las armas, tras lo cual fueron masacrados por los carabineros, falleciendo 51 (más uno que falleció en combate), y sobreviviendo solamente cuatro, que pasaron por muertos. El general Arriagada al mando intentó simular que los Nacistas habían muerto en armas, cosa que no logró.

Ello produjo una indignación general. Ibáñez renunció a la candidatura, permitiendo el triunfo del candidato del Frente Popular. Según algunos testimonios, Alessandri sabía de la orden para asesinar a estos jóvenes; a horas de su muerte, recordaría la matanza y afirmaría su inocencia.

Su vida política no culminó con su Presidencia. Producto de la muerte del senador comunista por Curicó, Talca, Linares y Maule, Amador Pairoa, se postuló en una elección senatorial complementaria y logró la victoria, regresando el 8 de noviembre al Senado. En 1949 fue reelegido pero en esta ocasión por Santiago, siendo además electo presidente de esa corporación.

Fue de vital importancia en las elecciones presidenciales de 1942 y 1946, en la primera por dividir los votos de los liberales, apoyando a Juan Antonio Ríos, y en la segunda al presentarse como precandidato de los liberales, cediendo después su candidatura a su hijo Fernando, lo que causó la división de las candidaturas presidenciales de derecha, al apoyar los conservadores al doctor Eduardo Cruz-Coke, lo que favoreció la victoria de Gabriel González Videla.

Ejerciendo el cargo de presidente del Senado, y debido a un ataque al corazón, falleció a los 81 años, el 24 de agosto de 1950.

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