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martes, 30 de septiembre de 2008

Uno de los aspectos positivos del período fueron las buenas relaciones que el gobierno pudo mantener con los tres países limítrofes con los cuales habían quedado temas pendientes desde la década de 1880, incluso pudo materializar algunos tratados que evitaron reanudar animosidades y conflictos bélicos. Y estos buenos resultados se debieron a la capacidad de los cancilleres, porque la rotativa ministerial de esta cartera, tan ágil como las otras, pudo haber afectado de manera crítica al país en esta materia.

Con Perú continuaba en compás de espera la situación generada respecto de Tacna y Arica, por la firma del Tratado de Ancón en 1883. El plebiscito para determinar la nacionalidad de las provincias señaladas, por diversas razones atribuibles a ambos países y seguramente por considerarlo mutuamente inconveniente, nunca se realizó.

Con Bolivia se liquidaron los problemas pendientes desde la firma del Pacto de Tregua de 1884. En 1904 se suscribió un Tratado de Paz definitivo que estipuló el dominio absoluto y perpetuo de Chile sobre los territorios ocupados en virtud del Pacto de Tregua.

Las discrepancias con la República Argentina prosiguieron luego de la firma del protocolo que designaba a S.M. Británica como árbitro, porque hubo diferencias de interpretación del Tratado de Límites de 1881. Como la "línea divisoria de las aguas" no coincidió con la de "las más altas cumbres", el tratado no se pudo aplicar en la práctica, inclinándose Argentina por este último criterio, en tanto que Chile por el anterior. La intervención británica pudo dirimir la situación en 1902, mediante un fallo con aspectos transaccionales. También corriendo esos años, se había solucionado el problema limítrofe que ambas naciones debieron dilucidar en el norte, en la Puna de Atacama, que permitió fijar la frontera definitiva.

En los años finales del parlamentarismo, solo quedaba pendiente resolver el asunto de Tacna y Arica. Las conversaciones quedaron suspendidas hasta 1922, cuando los gobiernos decidieron reiniciarlas. Este acercamiento dio como resultado la firma, en 1929, del Tratado de Lima, por el cual se devolvió Tacna al Perú quedando Arica para Chile. Se estableció la frontera en la llamada "Línea de la Concordia" y se acordó que ninguno de los gobiernos podría ceder a un tercero parte o la totalidad de los territorios a que se refería el tratado, sin previo acuerdo entre ellos. Pero todas estas diligencias se efectuaron bajo otro gobierno y situación.

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